Cámaras que persiguen nuestros pasos, satélites que nos controlan desde el espacio, redes de vigilancia que cruzan el planeta, Echelon revisando correos electrónicos y llamadas telefónicas. La profecía de Orwell en "1984" parece cumplirse: "Siempre esos ojos que miraban, vigilantes. En vigilia o en el sueño, en el trabajo o comiendo, en casa o en la calle, no había privacidad posible". ¿Y si todo fuera mentira? ¿Una simple estrategia para favorecer la autocensura y el control social? Pero, ¿y si es verdad?
En el parque, en el supermercado, en el banco, en el metro, en la biblioteca... alguien nos observa por la "cerradura digital".
La vigilancia no tiene límites. En Gran Bretaña, el Information Commissioner's Office apunta a que existen 4,5 millones de cámaras de televisión de circuito cerrado. Una por cada 14 personas. Richard Thomas, responsable de este organismo independiente, declaró entonces: “Me temo, sí, que hoy vivimos en una sociedad vigilada”.
Y comenzó a sumar: la combinación de cámaras, información biométrica en los pasaportes, bases de datos que cruzan datos bancarios con personales y el control de las comunicaciones, del teléfono a Internet, dan como resultado un sistema que permite “seguir el movimiento y el comportamiento de millones de personas”, incluido qué piensas, a qué partido votas, lo que come o los libros que retiras de la biblioteca. La "guerra contra el terror" ha sido, simplemente, la excusa.
Espionaje cibernético total
El espionaje cibernético es total. El profesor de la Universidad de Almería Manuel Cruz explica que la situación en Gran Bretaña es sólo la más evidente, pero que se puede decir lo mismo de cualquier país Europeo y de los Estados Unidos, pero que "el espionaje se hace ahora sobre todo en la Red. Ésta es la parte oscura de Internet, sobre la que no se habla demasiado, pero que está relacionada con los problemas en cuanto a la seguridad".
Cruz cita a "hackers y crackers" al servicio de los centros nacionales de inteligencia y servidores que conectan los ordenadores de todo el mundo. "Existe un documento de la Unión Europea en el que se habla de la existencia de la Red Echelon, compuesta fundamentalmente por países anglosajones, y que se dedica al espionaje del resto del mundo por Internet".
Echelon y la NSA
La realidad y el mito de Echelon, el etéreo método creado por la poderosa Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana capaz de interceptar conversaciones telefónicas o correos electrónicos y rastrearlos a partir de una palabra o de frases clave, un sistema militar de espionaje creado durante la Guerra Fría por la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana junto a Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda para averiguar los secretos del bloque comunista y que se ha reactivado como arma en la "guerra contra el terror".
Medio siglo después, esta gran oreja anglófona sigue interceptando 2.000 millones de comunicaciones cada día, ya sean telefónicas, por fax o por correo electrónico, según reveló al Parlamento Europeo el investigador Duncam Campbell, quien acusó a Washington y Londres de espiar a los países comunitarios.
Se nos vigila con aparatos tan cotidianos como un teléfono, una tarjeta de crédito o un ordenador, que nos conectan involuntariamente con personas que nos observan desde el otro lado, un lado que ni siquiera sabemos que existe.
En www.attrition.org/attrition/keywords.html figura un listado de las palabras espiadas por Echelon.
Internet, ¿censor del mundo?
¿Se convertirá Internet también en el censor del mundo? Lleva camino de serlo al menos en dos terceras partes del planeta, de acuerdo a un informe de Freedom House, prestigiosa organización de defensa de los derechos humanos de EE UU.
La predicción de que Internet sería la última frontera que derribaría las murallas de los totalitarismos y los abusos de derechos humanos ha demostrado ser una vana ilusión.
El informe es tajante. Los mensajes a través de la red están controlados en dos tercios de los países del mundo, y al menos en 45 países los gobiernos restringen el acceso a Internet con el pretexto de proteger a la población de ideas subversivas o impedir la violación de la seguridad nacional.
"Son los mismos códigos que usan los censores desde el siglo XVI", dice Leonnard Sussman, investigador de Freedom House y autor del informe "Censor.gov".
China, Rusia...
Hay gobiernos, como el chino, que simplemente han visto que la información, simplemente, es un peligro. Por ejemplo en Rusia, el año pasado el organismo sucesor de la KGB forzó a los proveedores de servicios de Internet a instalar equipos de vigilancia.
Las fuerzas de seguridad rusas pueden hacer el seguimiento de las comunicaciones privadas sin necesidad de una autorización judicial, y los proveedores que se nieguen a cooperar pierden sus licencias.
El objetivo es tanto que no entre la información que no debe como que no salga la que no conviene. El informe de Freedom House habla de tres tipos de censura de Internet. Primero, la de aquellos países que simplemente lo prohíben o controlan su acceso: en Birmania, por ejemplo, los ciudadanos están obligados a notificar al Gobierno que tienen ordenadores, si no lo hacen la amenaza es de 15 años de cárcel. Otros países en la lista son Arabia Saudita, Azerbaiján, Cuba, Corea del Norte, Irán, Irak, Kazastán, Libia, Siria, Sierra Leona, Sudán, Túnez, Uzbekistán y Vietnam.
En un segundo escalón, están los países que permiten el acceso a la red pero la información que fluye está filtrada o bloqueada por los servidores controlados por el gobierno. Es el caso de China. Un caso aparte.
El "Ministerio de la verdad" chino
A la máquina burocrática del gigante asiático le han bastado siete años para encontrarle todos los pliegues de seguridad a la red de redes. La Oficina de Internet del Departamento de Publicidad (OIDP) chino supera la imaginación de Orwell. Este "ministerio de la verdad" online, creado hace menos de dos años, cuenta con un ejército de 50.000 empleados trabajando a jornada completa y con un presupuesto anual de 19.000 millones de dólares, infinitamente más que el de cualquier medio de comunicación u órgano de propaganda del mundo.
Los sistemas para detectar "palabras prohibidas" o direccionar hacia las páginas que interesan al régimen, los cortafuegos para que no penetren correos externos en las direcciones no autorizadas… son tecnología punta que se investiga como cuestión de Estado.
En el fondo, hay muchas semejanzas con Echelon, con palabras sospechosas como "democracia", "corrupción", "manifestación", "huelga", "Tiananmen", "Dalai Lama" o "Tibet"… Yahoo!, Google y MSN, por ejemplo, que se ven abocadas a elegir entre un todo o un nada para colaborar.
Países de tercer nivel
Tras la "cibercensura" China, que imitan países como Etiopía como Zimbabue, según Reporteros sin Fronteras, hay un tercer nivel, aquellos países en los que hay vigilancia sobre las comunicaciones a través del correo electrónico, chat, irc o cualquier otra vía a través de Internet, como Rusia o Vietnam.
¿Y si existiera lo mismo en otro países sin que lo sepamos? La UE misma acordó almacenar las llamadas de teléfono y los mensajes de Internet.
¿Hay una trampa en todo esto?
¿Y si todo esto fuera solo una leyenda urbana? Un camelo, un señuelo, una trampa, para crear corrientes de autocensura en el internauta.
Como no se puede controlar un espacio tan vasto, se esparcen esas ideas para fomentar el autocontrol. El propio informe de Freedom House lo denuncia: "Con este control policial de la libertad de expresión está volviendo a florecer la autocensura", señala el informe.
Manuel Castells afirma que "puede haber vigilancia pero no control", a la vez que admite que la “hipervigilancia puede producir en las personas comportamientos enfermos. La paranoia es la respuesta lógica, pero ahora ya no es una patología sino la realidad con la que convivimos”.
Lo más probable es que hay un poco de todo. Sí, nos vigilan en el "ciberespacio", ¿pero hasta qué punto es posible controlar los millones y millones de correos electrónicos que se escriben a diario en el mundo?
Un ordenador, la mayor máquina de control del mundo
Francisco Klauser, un especialista en seguridad solicitado en medio mundo, sostiene que la "mayor máquina de control" contemporánea son "los ordenadores" porque "saben lo que la gente escribe, consulta, mira. Y también pueden localizar cualquier teléfono móvil".
A la vez, Klauser advierte, "si hace 50 o 60 años los regímenes totalitarios hubieran tenido este poder tecnológico no quiero imaginar qué tipo de vida pública se habría desarrollado".
¿Pero qué Echelon no detectó el atentado de las Torres Gemelas? ¿Y el de Londres? Hay quien argumenta que, en cualquier caso, estos atentados han sido la excusa perfecta para su implantación como gran hermano mundial.
Y, claro, sepamos comportarnos, seamos buenos ciudadanos, aceptemos la realidad o no podremos viajar a los Estados Unidos. ¿Verdad? ¿Mentira? Basta de paranoias.leído en eleconomista.es
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LO QUE HAY QUE SABER
La instalación de videocámaras debe ser autorizada por la Subdelegación del Gobierno, oído el dictamen de una comisión presidida por el presidente del Tribunal Superior de Justicia, que es vinculante si es negativo.Las imágenes y sonidos que se registren deben ser destruidos en el plazo de un mes, salvo que se relacionen con infracciones penales o administrativas.
El público debe ser informado de la existencia de dichas cámaras.
Cualquier ciudadano puede pedir la cancelación de las grabaciones en las que crea que aparece.
(Fuente: Ley Orgánica 4/1997, que regula el uso de videocámaras por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en lugares públicos)
Es decir que la mayor parte de las camaras que "vemos" por la ciudad no cumplen la legalidad, ya no digamos las que no vemos...
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